Palabra de Quintero
Aquí os dejo la última reflexión de Jesús Quintero,me ratifica que la más asombrosa de la virtudes,sigue siendo después de la bondad,la humildad. |
Guárdate hermano, de aquellos que lo saben todo. Suelen ser impetuosos, arbitrarios, necios y simplistas. Ruego a dios que a salvo me tenga de los sabihondos. Yo sólo sé que sé muy poco. Y que ese poquito me lo sé muy bien. Soy inseguro. Dudo hasta para abrir el grifo del agua, pero esa duda permanente no me angustia, me hace más tolerante. Suelo comprender que la indulgencia es la conclusión de todo en este mundo.
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4 comentarios
troyana -
Desde luego que la intolerancia está reñida con la humildad,y el que se impone parte del desconocimiento al que le lleva su dogma.
Además,cuanto más se sabe,más se da cuenta un@, de todo lo que le queda por aprender y las propias debilidades y las propias inseguridades,nos hacen más tolerantes y empáticos con los demás.
Quintero también habla por otro lado de los envidiosos,de los que pisotean el talento de los demás.Ese rasgo,el de la envidia,es el que siempre me ha costado más de entender, porque me parece una satisfacción gozar del talento en todas sus formas(artes,ciencias,oficios...etc)y no comprendo qué placer puede encontrar alguien en menoscabar la habilidad de los demás.
Me rindo ante Sócrates:"sólo sé que no sé nada" no se puede decir más con tan poco.
Otro beso y otro abrazo para ti!
Antígona -
Me he encantado, una vez más, lo que dice Quintero. Me ha recordado mucho algo que leí hace tiempo sobre que la filosofía debía ser un conocimiento débil y tener a partir de él la actitud de un convencimiento débil.
Conocimiento débil por la necesidad de tener siempre presente sus límites, los múltiples aspectos de la realidad que se nos escapan, la cortedad y provisionalidad de las categorías que manejamos para comprender un mundo que, frente a ellas, es como una selva virgen, salvaje, siempre inabarcable.
Y de todo ello debía desprenderse un convencimiento débil en el sentido de estar siempre dispuestos a revisar, a poner en cuestión nuestros conocimientos sobre la realidad y a alterarlos cuando sea preciso.
De esto último el autor extraía también una máxima práctica: estar demasiado convencido de las propias opciones suele conducir a la intolerancia. Son tantas las cosas a las que hemos tenido que renunciar para elegir algo, que tendemos a reafirmarnos en nuestras propias opciones, despreciando las de los demás, para eludir el miedo a habernos equivocado o a no haber escogido la mejor opción. Y es entonces cuando nos volvemos intolerantes con las opciones de vida que no son las nuestras, con las formas de vida que otros han elegido.
Por ello, contra la intolerancia, la duda. Así como la certeza de que nuestras opciones siempre podrían haber sido otras y que por tanto esas opciones de los demás son tan valiosas como las nuestras.
Y cómo no, me ha venido también a la cabeza el magnífico Sócrates con su sólo sé que no sé nada y sus eternas y, para sus contemporáneos, molestas preguntas.
Es que este Quintero está hecho todo un filósofo, aunque no lo sepa! :)
Un beso y un abrazo!
troyana -
no te conozco personalmente,pero pienso que debes ser un encanto,además me lo ha dicho otra blogger que te conoce,creo,Eva al desnudo;)
Todos somos insegur@s en alguna faceta u otra de nuestra vida,además,Dios me libre de los sabihondos o peor,de los prepotentes sabelotodo.A mí no hay cosa que más me fascine que una persona sabia y al mismo tiempo,humilde.
Bsos
atikus -
bss